Oaxaca inconforme, pero pasivo
Isidoro YESCAS
El gasolinazo, sumado a la corrupción e impunidad que ha prevalecido a nivel nacional en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, ha despertado la ira y creciente movilización de miles de mexicanos y mexicanas en casi todo el país. Sin embargo llama la atención que en un estado como Oaxaca, cuya población ya empieza a sufrir las consecuencias del gasolinazo (vgr. incremento en las tarifas del transporte colectivo y en artículos de consumo básico) las organizaciones sociales que a cada rato se movilizan para exigir atención a sus demandas, ahora mantengan un bajo perfil en sus protestas callejeras.
¿Cómo explicar esa pasividad cuando nuestra entidad es y ha sido un referente nacional de todo tipo de inconformidades sociales y políticas?
Con el riesgo de equivocarnos lo que parece explicar esa pasividad, por un lado, y la falta de cohesión y masificación de la protesta social, por el otro, es la desconfianza y rechazo de amplios sectores sociales hacia los liderazgos mas visibles de un conjunto de organizaciones y sindicatos (sobre todo la sección 22 del SNTE) caracterizados por su proclividad a presionar a las autoridades mediante métodos de lucha que generalmente terminan por afectar a la población en general. Me refiero a los bloqueos de calles, cruceros y carreteras, tomas, no siempre pacíficas, de oficinas públicas y, en el caso del magisterio, la suspensión de actividades escolares.
Y esa desconfianza y rechazo también se traduce en su resistencia a expresar sus inconformidades a través de las manifestaciones, mítines y otras modalidades de protesta callejera.
Las organizaciones sociales salen a las calles a protestar y a exigir de los gobiernos federal y estatal la atención a todo tipo de demandas, pero para conseguir sus objetivos de dos sexenios a la fecha la mayoría de las organizaciones ya no respetan los derechos de terceros y, en ocasiones, ni el patrimonio privado y público de los oaxaqueños.
Así, y en la medida que no se ha procurado ganarse el apoyo de la sociedad (porque el fin justifica los medios ) las organizaciones y sindicatos van por su lado, y los ciudadanos y ciudadanas sin partido ni identidad política o ideológica, pero igualmente inconformes con la corrupción, el abuso de poder y la impunidad, hacen lo que pueden y se expresan por otros conductos: la denuncia pública, los medios de información escritos y radiofónicos y, especialmente, las redes sociales.
En los estados en donde las movilizaciones ciudadanas en contra del gasolinazo han sido mas intensas, organizadas y masivas, han sido las redes el principal vehículo de comunicación y organización de diversos sectores sociales, lo mismo para vandalizar que para protestar pacíficamente.
Pero los miles de ciudadanos y ciudadanas inconformes con el detonador de la crisis económica y social que hoy vive Oaxaca y todo México, no solamente desconfían de las organizaciones sociales sino también de los partidos políticos, la mayoría corresponsables, vía sus dirigentes y legisladores, de la reforma energética y de otras controvertidas reformas estructurales (la fiscal y educativa) promovidas por el gobierno de Enrique Peña Nieto.
No obstante, tanto el PAN como el PRD, el PT y Morena (estos dos últimos fuera del Pacto por México y ajenos a la aprobación de la reforma energética) se han manifestado a nivel nacional (en Oaxaca solamente el PT y PRD hasta ahora) en contra del gasolinazo, convocando a movilizaciones o recabando firmas de amparo entre la ciudadanía.
La primera manifestación masiva que tendrá Oaxaca se llevará a cabo este domingo 15 a convocatoria de la sección 22 del SNTE. Si a partir de este momento se modifican las prioridades del movimiento magisterial (que hasta ahora se ha visto mas ocupada en el relevo de su Comité Ejecutivo Seccional) está por verse.
Es probable que con el magisterio marchen otros sectores organizados, pero hasta ahora no se advierte que a su convocatoria se sumen esos ciudadanos y ciudadanas de las clases medias que en otras estados se han convertido en la punta de lanza de las movilizaciones populares .
Y no lo harán porque, insisto, esta franja de la sociedad oaxaqueña, amplia y crítica, desconfía de la honestidad y compromiso ciudadano de los líderes sociales y sindicales.
Y, por desgracia, esa desmovilización ciudadana abona a la imposición de políticas públicas impopulares como el desproporcionado incremento al precio de las gasolinas, la luz, el gas …mas los que se acumulen en febrero y los siguientes meses de este crítico y convulso año del 2017.